Hoy en día podemos ver que los niños cada vez son más despiertos, hiperactivos e impacientes, y no decimos que esto esté mal, todo lo contario, está perfecto que sean así.
Sin embargo, existen personas que no tienen la suficiente paciencia para criar y estar todo un día detrás de ese pequeño que no se queda quieto, por eso, se alegran cuando ven a otro niño muy tranquilo y obediente.
Quizá ese otro pequeño es más introvertido de lo que son muchos otros niños, pero, ¿alguna vez te has puesto a pensar en que quizá ese niño no es tranquilo porque así es su personalidad, sino porque tal vez no es feliz?
Los niños tranquilos no siempre son felices
Sí, sí… sabemos que no es fácil tener en casa a un niño que no se puede quedar quieto, que tiene que estar tocando todo, estar preguntando y jugando todo el tiempo; pero, lo único que debes tener es paciencia y comprensión hacia él.
La niñez es sinónimo de alegría, y está perfecto que los niños sean tan curiosos, pues eso indica que su desarrollo está en perfectas condiciones y que están abiertos a descubrir el mundo y todo lo que viene con él.
Por supuesto que hay niños que se distinguen porque su personalidad es más tranquila, que son introvertidos, pero que aún así siguen siendo igual de inteligentes a los demás.
El problema está cuando un niño es muy callado y no por naturaleza, sino por la crianza que ha recibido.
No estamos diciendo que entonces se debe dejar que el pequeño haga lo que quiera para sentirse feliz, se trata de aprender a establecer límites para no tener consecuencias en el futuro.
Hay papitos y mamitas que no les gusta que sus hijos se ensucien, que quieren que entienda las cosas muy pronto, y, de esta forma, reprimen aquellos deseos de la infancia de su pequeño.
Cosas como pintar, saltar en charco, jugar junto al barro, revolcarse en la arena, acampar, experimentar nuevas texturas con distintos objetos, todo eso, hace parte de la niñez de cualquier persona y es algo por lo que se debe pasar para entender al mundo y ser felices.
No obstante, cuando hay personas que evitan que sus hijos hagan esto, además de reprimir sus sueños, también los privan de que vivan nuevas experiencias y aprendizajes que obtienen de ellas, los cuales les serán útiles en el futuro.
Es en este punto cuando se puede entender que aunque el niño es muy tranquilo y obediente, probablemente no hace las cosas que desearía hacer para evitar que sus padres lo reprendan.
¿Los niños son obedientes por respeto o por miedo?
Desde hace muchos años se inculcó el respeto de los niños hacia los mayores, pero, no de la mejor manera, sino inculcando el miedo por un regaño o acto de violencia.
Los tiempos han cambiado, y la crianza respetuosa se está implementando cada vez más en los hogares, inculcando así el respeto tanto de los padres hacia sus hijos, como de los pequeños hacia sus padres.
Pero, hay muchas personas que siguen arraigadas a los siglos pasados, y en vez de inculcar el respeto de la manera más sana, hacen todo lo contrario, creando así el temor de sus hijos hacia ellos.
Así que, es muy importante que desde que los hijos son pequeños, se les trate con respeto, enseñándoles que así deben de ser ellos y que, a pesar de sus errores, vas a estar apoyándolo sin sembrar el miedo y sí la confianza para que acudan a ti cuando te necesiten.
Un niño feliz también puede ser respetuoso
Por supuesto que la crianza es complicada, y que cada vez es más difícil entender a los niños por todos los cambios que sufren durante su desarrollo, pero, cuando se priva a los niños de hacer ciertas cosas como preguntar, hablar cuando no creemos que se debe hacer, se le está prohibiendo que sean niños.
Son niños y esa es su naturalidad, si se cría a un niño con amor, comprensión y paciencia, siempre enseñándole que hay un tiempo y lugar para algo, ellos con el tiempo entenderán y no dejarán de ser niños de un momento a otro, pero si serán respetuosos en los momentos que deben serlo.
No hay que prohibirles ser niños a los más pequeños de la casa, este es un proceso en el que todos aprenden, pero, lo más importante es amarlos, respetarlos y ayudarlos a que crezcan en un ambiente sano.