El arcoíris hace referencia a la calma y a la luz que llega después de la tormenta. Y podríamos decir que el bebé arcoíris tiene una connotación parecida: Llegar luego de la pérdida de un bebé anterior, ya sea por aborto natural o porque murió poco después de nacer. Los bebés arcoíris nacen luego del duelo y del sufrimiento que tuvieron que vivir y superar los padres. Sin embargo, debido a la pérdida anterior, el embarazo puede estar lleno de ansiedad y angustia.
Por ello, a continuación, te contamos que el miedo que sientes es normal y que es fundamental respetar el proceso de los padres.
Navegando el embarazo después de la pérdida
El embarazo deseado está lleno de ilusiones, de expectativas y de anhelos, pero cuando éste no llega a término, todos los sueños y esperanzas se rompen. Los padres pierden la ingenuidad del embarazo y toman esta experiencia como una referencia, por si en algún momento vuelven a intentar otro embarazo.
Entonces, el miedo es inevitable.
El miedo que se crea es inevitable y normal. Lo miedos aparecen por diferentes razones: “Algo puede salir mal de nuevo, aunque ya me pasó lo peor que podía pasar” y algo aún más preocupante para los padres: “El deleite del nuevo embarazo puede borrar el amor que sentí por mi primer bebé y desaparecerá completamente de mi memoria”.
Además, las mamás pueden tener miedo a vincularse (cantarle, tocarlo, hablarle, imaginarlo o sentir amor) con su bebé antes de que nazca. Después de una pérdida, el próximo embarazo da mucha ansiedad, estés y confusión, pues lo padres no pueden evitar el apego emocional, pero también se recuerdan a sí mismos que es posible la pérdida del bebé.
Historias que pueden ser la mejor la explicación de lo que viven los padres: Testimonios
Historias de: elmundo.es
- “Sentí miedo, culpa, pena, alegría y amor cuando quedé embarazada de mi segundo hijo, Tiló. El primero, Nuju, lo perdí a las 14 semanas de gestación. En el parto de Tiló, me costaba creer que todo iba a salir bien, pero cuando lo tuve entre mis brazos, lo miré y respiré con alivio. Sí estaba bien”, cuenta Sandra, madre de Nuju y Tiló.
- “Camilo, nuestro segundo hijo, nació con 29 semanas, se contagió de una infección y murió en nuestros brazos”, dijo el padre. Luego la madre volvió a embarazarse, pero “me puse de parto antes de tiempo. María nació en la semana 21. Vivió 20 minutos. Murió en mi pecho”, recordó la mamá. “Cuando perdí a mi tercer bebé, me dijeron: ‘Ya tendrás más hijos’, y yo solo podía pensar: ‘Que una vida sea corta no significa que no tenga impacto’. Aunque vaya a tener más hijos, no significa que la pérdida de mi bebé no me duela”. Para esta pareja, el bebé arcoíris, Juan, llegó después de cuatro pérdidas. “Que el amor triunfe sobre el miedo”, concluyó la mamá.
¿Cómo acompañar y respetar el proceso de los papás de bebés arcoíris?
El primer apoyo es el de la pareja, así que es ideal que el ritmo del duelo de la pérdida del primer bebé, se viva a la par y al mismo ritmo. Una vez llega el bebé arcoíris, la vida de los padres se vuelve a iluminar, pero en ningún momento está reemplazando al primer bebé. En realidad, la pérdida de un hijo nunca se puede olvidar y el bebé es recordado con amor y dolor.
Es importante que los familiares y conocidos le muestren apoyo a los padres y sean cuidadosos con lo que les dicen cuando están navegando por otro embarazo después de una pérdida. Además, se recomienda recibir asesoría psicológica después de una muerte gestacional o perinatal.