Si existe en el mundo alguna razón por la que debemos agradecer siempre, es por la enorme oportunidad que tuvimos de llegar a este mundo. Sea el país que sea, cualquier religión y las costumbres que nos enseñen en esa cultura. En todos los casos podemos aprovechar las grandes ventajas y la belleza de habitar este maravilloso planeta en que nacimos. Sin embargo, también sabemos que la vida tiene grandes alegrías y también nos hace atravesar grandes dolores y tristezas. No debo avanzar tan lejos para observar uno de estos momentos, y quizá uno de los que enmarcan estas situaciones de dolor lo provoca la perdida de nuestros padres.
A pesar de todo, es posible que la perdida sea de forma natural por lo tanto será por vejez, misma que tenemos miedo de enfrentar.
La «muerte ideal» enmarca varios aspectos como lo son el llegar lucidos, sanos y simplemente quedarnos dormidos, ese sería el deseo en general, pero nunca se sabe ni cuándo ni cómo va a llegar. Por esta razón, una madre al verde enfrentada estos miedos decidió escribirle una carta a su hijo, que aunque es dura, también es real y deja una gran enseñanza.
La carta se pondrá de porfa textual y con comillas, de modo que puedan leerlo tal y como se redactó y entiendan las razones por las cuales se hizo viral.
«Querido hijo mío:
Te escribo esta carta con total sinceridad y noble intención. Te escribo esta carta porque te quiero, porque te amo y quiero que seas feliz todos los días de tu vida. Te escribo esta carta para pedirte algo…
Y lo que te quiero pedir en esta oportunidad es que cuando me veas vieja te armes de paciencia y tolerancia. Debes entender que en la vida sucede un ciclo, en el que uno nace, se convierte en un niño, luego en un adolescente y luego en un adulto y cuando el adulto llega a la vejez, vuelve a convertirse en un niño otra vez. Y a hacer cosas de niños pero en cuerpos de ancianos.
Tal vez te repita las historias y anécdotas que viví, tal vez no te escuche y te pide me repitas las cosas que contaste otra vez. O tal vez pierda el hilo de la conversación y no pueda recordar que hacíamos o de que hablábamos. Ten paciencia y no te enojes conmigo. Nada de esto lo hare con maldad. Lo único que me importará es compartir tiempo contigo.
Tal vez quiera comer cosas que no pueda por problemas de mi salud, intenta explicarme con cariño porqué no debo hacerlo así como yo te expliqué que no podías comer dulces cuando eras pequeño para que no te dañen los dientes. Esfuérzate porque te entienda y por ayudarme así como yo lo hice contigo.Tal vez tenga problemas con adaptarme a las nuevas tecnologías o necesite mas tiempo para poder aprender de ellas y comprenderlas. No te enojes ni me grites por favor. Tenme paciencia que despacito podre lograrlo y sino será algo gracioso para reírnos y recordar luego.
Tal vez mi cuerpo ya no responda como antes y no pueda correr, saltar, jugar en el piso ni alzarte como en los viejos tiempos. Por favor hijo te pido que ahí me des tu mano, tu confianza y NO ME ABANDONES. Se que a tu lado podre superar la vejez y no seré un peso para ti.
Recuerda que alguna vez fui yo la que te enseño a caminar, a hablar, la que te abrazo, la que te contuvo, la que te dio de comer, la que te cuidó cuando te sentías mal, la que escuchó y vio cada cosa que quisiste mostrarme y contarme. Y todo lo hice con toda la paciencia que pude y con todo el amor que aún te tengo. Cada cosa la disfruté y de ella aprendí. Así que gracias por esto.
Por eso hijo, una vez mas te digo: cuando me veas vieja, tenme paciencia y trata de comprenderme porque será difícil para mi y si no logramos llevarlo con humor y cariño, será también difícil para ti. No te sientas triste cuando envejezca porque he disfrutado el paso de mi vida al lado tuyo cada día.
Disfrutemos ahora de compartir momentos juntos, de reírnos, de abrazarnos, de vernos. Demostrémonos todo el cariño que nos tenemos ahora que estoy, y por sobre todas las cosas hijo recuerda cuanto te amo.
Atentamente, tu querida madre.»
Cómo notarás, la carta no dice nada que no hayamos visto antes. Sin embargo, eso mismo es lo que la hace tan especial. Refleja el miedo que todos tenemos al pensar en quedarse solos en ese momento de la vida.