Actualmente todavía está vigente la idea de educar a las niñas como princesas para que encuentren a su príncipe azul y puedan ser felices para siempre. Sin embargo, es importante tener en cuenta que eso está más que obsoleto ya que las niñas no tienen que ser princesas si no es lo que quieren. Las niñas tienen sangre de guerreras y es que las mujeres son eso, toda fuerza, por esto deben saber que le tienen que sacar el máximo su potencial.
Al momento es que se educa a una niña para ser una “princesa” se hace de forma sutil y casi sin darnos cuenta para que sea débil y que no sea capaz de cuidarse a sí misma. Una mujer guerrera o fuerte en su defecto, se empieza a crear desde la infancia y es por eso que debemos tener en cuenta que si les educamos para que crezcan conociendo su fuerza, en el futuro serán mujeres con mucho potencial que sabrán cómo enfrentarse a la vida sin necesidad de depender de otras personas para que “las salven”.
No perjudiques su desarrollo
Como madres o padres hay muchas cosas que no hacemos a propósito, sin embargo, podemos estar perjudicando el desarrollo de nuestros niños casi sin darnos cuenta. Haciendo y diciendo que nuestra hija es la princesa de la casa o simplemente tratándola de una manera menos equitativa en comparación con la educación que recibe un varón. Afortunadamente esta manera de crianza va cambiando gracias a que los padres son cada vez más reflexivos sobre la importancia que tiene educar a hijos e hijas de manera equitativa para que crezcan siendo conscientes de su fortaleza interna.
En el pasado se educaba a las niñas para que fuesen sumisas, obedientes, dóciles y siempre agradables y dulces. El objetivo es que cumplieran con lo que se esperaba de ellas en la sociedad en la que les tocó vivir. Sin quejas, sin gritar, sin expresar sus deseos ni un poco de agresividad. A los niños por el contrario, se les educaba teniendo en cuenta todo lo contrario.
Siguiendo con las niñas, desde que son pequeñas se les resalta por su belleza o su físico. Se les dice una y otra vez lo hermosas que son, pero no se les dice lo inteligentes, valientes o fuertes que sabemos que son. En el pasado, se le daba más importancia a que tuvieran un peinado y una ropa bonita a que fuesen ellas mismas. Algo que aún sigue ocurriendo en el presente.
No se trata de ser una princesa
Criar a una princesa tiene consecuencias. Criar a una niña haciéndole creer que su valor depende de su aspecto físico es todo un problema. Censurar sus emociones para que no sean capaces de expresar lo que sienten siempre traerá consecuencias psicológicas severas en el futuro. Será una mujer pasivo-agresiva, insegura, con miedos, no sabrá poner límites ni valerse por sí misma para forjar un buen futuro.
Además, no sabrá tomar decisiones por ella misma, sentirá pánico cuando otras personas no la acepten o simplemente dejen de quererla. No será capaz de ponerse a ella primero antes que los demás, algo que sin duda, le causará serios problemas de autoestima. Las consecuencias son terribles puesto que puede estar rodeada de relaciones abusivas que provocarán gran daño emocional. No será feliz con la vida ni capaz de disfrutarla. No se sentirá fuerte como para afrontar todo lo que la vida depara, que en muchas ocasiones, se requiere de gran fuerza interna para poder avanzar.
Cuando se de cuenta de lo que le pasa, ya sea ella sola o con ayuda de un profesional, verá que desaprovechó gran parte de su vida intentando encajar con los demás sin haber encajado con ella misma primero. Sentirá que ha desperdiciado todo ese tiempo y los sentimientos de tristeza profunda no tardarán en llegar. Para este momento va a necesitar ayuda profesional para aumentar su autoestima y al fin, encontrar ese poder que tantas décadas permaneció dentro de sí.
Criar a una guerrera para que se convierta en una mujer fuerte
No es necesario que ocurra todo lo descrito en las líneas anteriores, solo tienes que criar a una guerrera para que se convierta en una mujer fuerte y evitar a toda costa que su destino sea el de una adulta rota. Para ello, tienes que darle, desde que es pequeña las herramientas necesarias para que crezca conociendo su valor y que se sienta segura de ella misma. Dale ese poder para que siempre sienta que es la jinete de su vida. Pero, ¿Cómo hacerlo desde que son pequeñas? Toma nota:
- Muéstrale ejemplos de mujeres célebres o no célebres como referentes de fuerza, valentía y entereza.
- Construye su autoestima dándole oportunidades de acertar y también de fallar y subsanar sus propios errores. La autoestima aumenta gracias a la superación personal. Un elogio sin fundamentos no servirá para nada.
- Ayúdale a fomentar sus cualidades. No le digas siempre que es guapa, sino otras cualidades mucho más importantes: que es inteligente, que es divertida, que se le da bien la música o las matemáticas… recalca que es valiente y que tiene un corazón de oro.
- Debe saber que sus opiniones son importantes y sus sentimientos también. Nunca la reprimas.