Los encuentros sexuales no siempre se practican con el mismo motivo o el mismo fin. Sí, por regla general nacen del deseo sexual, del anhelo del contacto con el cuerpo de otra persona y del placer que produce ese acto, sin embargo eso no quiere decir que detrás de cada relación sexual exista el mismo nivel de intimidad, sentimientos o deseos. La línea entre hacer el amor o tener sexo es muchas veces difusas, por eso mismo hay que tener claro lo que se quiere hacer y con quién, así evitaremos preguntarnos, ¿Cuáles son las diferencias en cada caso?
Hacer el amor o tener sexo ¿Cuál es la diferencia?
Hacer el amor y tener sexo no es lo mismo. Si bien es cierto que no existe una verdad universal que explique estos casos, los expertos aseguran que, aunque, hacer el amor necesariamente implica mantener relaciones sexuales, tener sexo, por otro lado, no es forzosamente compartir un acto de amor.
Cuando dos personas hacen el amor, se involucran las emociones de quienes consuman el acto. Su razón de ser reside en la necesidad de contacto emocional con una persona que te inspira, por lo que por lógica va más allá de lo físico. Por otro lado, tener sexo se trata únicamente de satisfacer el deseo y la necesidad física que se manifiesta en las personas y no requiere expresar cariño hacia la persona con la que se consuma el acto.
En conclusión, la principal diferencia entre hacer el amor y tener sexo son los sentimientos que se comparten. No es lo mismo tener relaciones sexuales cuando hay una conexión, un vínculo de por medio, que hacerlo sólo para satisfacer el deseo físico.
Elementos a considerar para reconocer la diferencia
Puedes tener en cuenta los siguientes puntos clave para reconocer cuándo una relación sexual tiene como base el sentimiento, y cuándo sólo buscan la satisfacción física. Aunque cada situación varía según la persona, son aspectos que podrían ayudarte a reconocer las diferencias de una manera más precisa.
1- El lenguaje
Al momento de mantener relaciones sexuales, el lenguaje que se emplea es determinante para el rumbo que tome el acto. El lenguaje del amor implica pensamientos y percepciones que unen los cuerpos y la mente. Existe más sensualidad, más caricias mutuas, más besos románticos y más comentarios seductores que buscan expresar sentimientos profundos.
Por el contrario, en el sexo sólo se responde al tacto, a la excitación y se usan comentarios más candentes que tienen como único objetivo alcanzar el orgasmo intenso.
2- El tiempo
El tiempo que se invierte en mantener una relación sexual, demuestra las intenciones y el interés de la persona con la que se practica el actor.
Al hacer el amor, se invierte tiempo en seducir, disfrutar del cuerpo de la pareja, acariciar a la persona amada y hacerla sentir deseada. Estos gestos denotan el interés de la otra persona por compartir ese momento íntimo y se extiende hasta momentos después del orgasmo, con abrazos y arrumacos en la cama.
Por otro lado, cuando sólo se tiene sexo, las cosas son mucho más intensas y rápidas. No se invierte tiempo en juegos previos o caricias, en cambio se buscan las sensaciones más intensas y apasionantes para alcanzar el clímax cuanto antes. Apenas termina el momento candente, el contacto se acaba.
3- Placer mutuo
Cuando dos personas hacen el amor, no sólo piensan en autocomplacerse. También piensan en el placer de su pareja, por lo tanto hacen un esfuerzo por conocer sus gustos, sus zonas erógenas y se toman el tiempo de explorar el cuerpo ajeno para que los dos puedan disfrutar apropiadamente del momento erótico.
Esto supone una enorme diferencia de cuando sólo se practica el sexo, pues en estas ocasiones cada persona busca únicamente la autogratificación, el cumplimiento de un deseo egoísta, por que deja de importar si la otra persona está satisfecha.