Si eres madre, has de saber que es una experiencia maravillosa y muy enriquecedora. Los hijos se convierten en la prioridad de cualquier madre, y su amor es muy importante. Sin embargo, no podemos negar la dificultad que tiene la maternidad.
Y aunque no es preciso idealizar esta etapa en la vida de algunas mujeres, sí que existen maneras de lograr que la maternidad sea más amena. Conoces estas formas tiernas con las que puedes lograr que tus hijos te amen más.
1- Corrige sin gritar
Cuando te enfrentas a la maternidad sabes que en muchas ocasiones puede ser difícil conservar la paciencia y la calma. Sin embargo, nunca puedes olvidar que tú eres la persona adulta, mientras que tu hijo o hija apenas está enfrentándose a un mundo desconocido.
Ten presente que muchas de las cosas que para nosotras son obvias, para ellos son toda una novedad. Gritarles y otro tipo de castigos severos, solo logrará que se llenen de temor hacia ti, algo que no queremos. Existen maneras más adecuadas para llamar la atención de tus hijos sin necesidad de acudir a la violencia.
Lo más correcto es que trates de conservar la calma y, hecho esto, acudas a tu pequeño para explicarle lo que hizo mal. Recuerda que muchas de las veces, en especial durante los primeros años, no cuentan con las herramientas para identificar que su comportamiento está siendo inadecuado.
2- Enséñales límites
Para lograr una crianza más adecuada, lo ideal es que establezcas límites para tus hijos. Es posible que en principio no se lo tomen muy bien, pero nunca debes olvidar que estás formando a una persona que algún día se convertirá en adulto.
Otro sentido de establecer límites es explicarles que tienen todo el derecho a decir “no” cuando algo les parezca inadecuado. Además, deben respetar cuando otras personas impongan estos mismos límites. Sin embargo, esto no quiere decir que puedan saltarse las reglas de la casa, explícales con amor que esos son los límites que tú has establecido para una sana convivencia.
Un ejemplo muy claro de sus límites personales es a la hora de saludar a alguien, ellos tienen derecho a decidir si hacerlo de beso o no. No es correcto que los obligues a hacerlo, sin importar de quién se trate.
3- Escúchalos
Está bien que el modo de crianza que recibiste haya sido distinto, esto es una realidad que ya no podemos cambiar. Pero tú puedes romper con esta cadena. Antes, la opinión de los niños y jóvenes no era tenida en cuenta, pero en la actualidad sabemos que no es lo más adecuado.
Tomarse el tiempo de escuchar a tus hijos les enseñará que son personas valiosas y que su opinión cuenta. Es algo muy valioso que les ayudará en su vida adulta. De igual forma, has de hacerles saber cuando su opinión es errada. Hazlo siempre con mucho respeto, explicándoles por qué se están equivocando, porque es posible que muchas veces no lo sepan.
4- Deja que resuelvan sus asuntos
Una buena madre siempre está ahí para apoyar a sus hijos y guiarles por el camino correcto. Sin embargo, esto no quiere decir que debas resolver su vida. Ellos son personas independientes, que en cierto momento deben aprender a ser responsables de sus asuntos y acciones.
No es preciso que estés ahí para solventar todos sus problemas y acaparar sus responsabilidades. Debes brindarles las herramientas para afrontar diferentes situaciones en su vida, pero nunca resolverlas por ellos. Para que sean adultos funcionales algún día, deben aprender a enfrentar ciertas cosas por sí mismos.
Por ejemplo, si tienen una discusión con algún amigo, puedes estar ahí para escucharlos y brindarles consejo, pero nunca será buen idea que interfieras de manera directa. Olvídate de ir a hablar con la madre del otro niño o directamente con este. Enséñale con ejemplos, bríndale consejos valiosos y deja que resuelva sus propios asuntos. El momento de intervenir solo vendrá cuando sientas que la situación sobrepasa los límites de su edad.
5- Brindarles mucho amor
El amor por tus hijos nunca es demasiado, y son diversas las maneras en que puedes manifestarlo. No basta solo con llenarlos de besos y abrazos, también demuestras el amor con acciones como escucharlos, compartir con ellos e incluso corregirlos.
Tú eres el primer modelo de amor que ellos tendrán, así que debes esforzarte por demostrarlo. Aunque hayas sido criada de otra forma, recuerda que siempre puedes romper esa cadena y criar a tus hijos de otra manera.