Los padres siempre vamos a querer estar con nuestros hijos todo el tiempo que sea posible y cuando llega el momento de que ellos deciden independizarse, es muy difícil y hasta triste, pero debemos afrontar la realidad y entender que ellos como nosotros, también quieren hacer su vida y ya nosotros hemos realizado nuestra labor como padres, los hemos orientado por el camino del bien inculcando los mejores valores y brindándoles las bases necesarias para afrontar la vida, los desafíos y alcanzar sus sueños.
Pero si tus hijos están pequeños, en esa edad que pueden compartir cama contigo y quieren buscar no solamente comodidad, sino seguridad y afecto, debes entender que ellos van creciendo y llegará el momento en que tu hijo necesite su propio espacio, su propia cama y habitación. Cosa a la que tú y tu hijo se pueden negar, pero para que tengas una idea clara y si te estás preguntando cuándo debería ser el momento ideal para que ellos tomen esta transición y ya opten por su propia habitación, te dejamos algunos aspectos importantes, para que tengas en cuenta y tomes la decisión junto con tu hijo, de manera consensuada y acertada.
La pubertad
Cuando los niños entran en la pubertad, se dan cuenta que su cuerpo empieza a cambiar y que necesitan privacidad e independencia. Ya no comparten los mismos gustos que su madre y por ejemplo, quieren ver una serie que a mamá no le gusta, pero que ellos pueden disfrutar en su propio espacio.
Tus hijos van a empezar a mostrar curiosidad sobre su propio género y tal vez, amigos o compañeros de su edad, no duermen en la cama de mama y ellos empiezan a motivarse por ese lado. Este es un buen momento para que tú hijo o hija ya acuda a su propia habitación y por cuestiones de privacidad, decida dormir solo o sola. Puedes llegar a un consenso con tu hijo y a través del diálogo, llegar a un acuerdo entre los dos para aprovechar y preguntarle cómo se siente durmiendo contigo y cómo se sentiría durmiendo solo.
La opinión y sentimientos de tu hijo es importante
Sólo tu hijo sentirá la necesidad de dormir solo. Él es quien se siente cómodo durmiendo contigo o solo. Por ejemplo, algunos niños pueden que estén listos para dormir en su propia cama a los 9 años, mientras que otros a los 10, aún quieren continuar al lado de su madre y en los 2 casos, los niños siguen con su desarrollo normal, pero uno es más independiente que el otro y esto no tiene porque igualarse o compararse.
La comodidad y una buena noche es lo importante
Realmente no existe una edad exacta, en la que todas las mamás se sientan regidas para que sus hijos duerman solos. Lo que sí es cierto, es que cada niño tiene una edad diferente para que él decida en qué momento dormir solo. Algunas mamás creemos que cuando nuestro hijo de 6 años sigue durmiendo a nuestro lado, puede ser un error, pero otras, creen que cuando tienen 12, sigue siendo la mejor decisión que han tomado con su hijo para compartir más tiempo y brindar el afecto y seguridad que buscan los dos. Acá lo que hay que ver, es que los dos tengan un sueño estable, que logren descansar y que sea lo más reparador posible. Más allá de la edad, es que tu hijo y tú, se sientan cómodos mutuamente y puedan descansar lo necesario. Pregúntale cómo se siente durmiendo contigo.
Tu hijo no es una escapatoria afectiva
No puedes tomar a tu hijo como reemplazo o una escapatoria efectiva, aunque si son lo más preciado de nuestra vida y a quienes amamos de manera incondicional, no podemos dormir al lado nuestro hijo o hija para complacernos a nosotras mismas creyendo que ellos nos pueden brindar el afecto que nos hace falta de una pareja, hazlo desde lo más genuino y desinteresado. Si es tu hijo quien decide dormir solo, dale ese espacio y que sea él quien se sienta cómodo a tu lado y no que seas tú la que está buscando un beneficio o complacencia.
Piensa en tu privacidad y la de tu pareja
Para las madres solteras, puede ser mucho más fácil dormir con sus hijos, que aquellas que tienen pareja. En este último caso, ni siquiera es importante darnos el espacio y la privacidad que necesitas con tu pareja. Es importante que encuentres un equilibrio y puedas tener un diálogo tanto con su pareja, como con tu hijo. Que tu hijo no se sienta desplazado y que no crea que tu pareja le está quitando tu afecto y tampoco, que tu pareja se sienta incómodo y descuides la relación.