Hay un postre delicioso, sencillo y bastante reconfortante. Así es, estamos hablando del flan de canela, una deliciosa receta con muchos años de antigüedad que sabe a hogar en cada cucharada. Lo mejor, es que puedes prepararlo con los ingredientes que tienes en casa y no necesitas horno para hacerlo.
Esperamos que estés lista para deleitarte con una receta que, si bien es sencilla, toma su tiempo. Pero te aseguramos que vale por completo la pena, gracias a su sabor y textura.
Algo de historia…
Como te lo mencionamos, esta receta es bastante antigua, lo que la hace aún más interesante. Durante el auge del Imperio Romano, se preparaba en diferentes variaciones, en especial en sus versiones dulce y salada. Pero de allí la que más trascendió fue esta última.
La receta clásica tan solo lleva huevos, leche y azúcar. Sin embargo, existen una gran variedad de tipos de flan, donde podemos encontrarlos con frutas, queso, canela, entre otros.
Consejos
Antes de que te pongas manos a la obra para preparar este delicioso flan sin horno ni harina, tenemos algunos consejos para ti. Con estos tips podrás preparar el flan perfecto. Te sentirás muy segura al prepararlo, dado que se garantiza un resultado delicioso.
Elimina las burbujas
Cuando bates la mezcla para el flan, es posible que aparezcan algunas burbujas. Pues bien, en principio la idea es evitarlas, por lo que te recomendamos batir a una velocidad media. Dado el caso de que aún así tengas burbujas en la mezcla, lo mejor es que las elimines.
Hacerlo es bastante sencillo, solo necesitarás una cuchara con la que tomarás las burbujas y las eliminarás de la mezcla. Haz esto antes de añadirla al caramelo, y cuando vayas a realizar este paso, debes verterla con mucha delicadeza, para evitar que se formen nuevas burbujas. Así evitas que el flan quede con agujeros y obtenga esa textura cremosa tan deseable.
Cocina a fuego lento
No debes cocinar el flan a fuego alto, ¡jamás! Procura tomarte un buen tiempo para cocinar tu flan, porque así obtendrás los mejores resultados. De hecho, cocinar el flan a fuego alto es muy mala idea, porque causarás que se queme. Esto se debe en gran medida al caramelo, que debe tratarse con tanta delicadeza.
Cuando el flan se quema, queda con una textura poco apetitosa. Además, debido al caramelo, el sabor puede llegar a ser amargo, por lo que no te lo recomendamos.
Ten cuidado con el caramelo
Aunque preparar el flan es muy sencillo, no debemos mentir, el caramelo es un paso con el que debe tenerse especial cuidado. Debes estar muy pendiente cuando estés preparando esta salsa, dado que puede quemarse con bastante facilidad.
Lo ideal es que obtengas un color dorado perfecto, no es necesario que lo mezcles demasiado, pero sí que lo observes todo el tiempo.
Ingredientes
Ahora que ya conoces los consejos que te harán preparar esta receta de manera fantástica, es hora de que tomes nota de los ingredientes que vas a necesitar:
- Queso crema (500 gr).
- Leche evaporada (1 lata).
- Huevos (5).
- Azúcar blanca (1 taza).
- Queso crema (500 gr).
- Leche entera (250 gr).
- Leche condensada (1 lata).
- Canela en polvo (2 cucharadas).
- Extracto de vainilla (1 cucharada).
- Agua (150 ml).
¿Cómo preparar el flan?
- El primer paso es realizar el caramelo. Para esto, debes tomar una cacerola y agregar el azúcar con el agua. Mezcla un poco y deja que se cocine hasta obtener el color caramelo.
- Hecho esto, debes verter el caramelo en un molde para flan o el recipiente donde vayas a prepararlo. Debes moverlo un poco, permitiendo que el líquido cubra todas las paredes. Esto permitirá que el flan se desprenda con facilidad cuando lo desmoldes.
- Agrega en una procesadora o licuadoras todas las leches (entera, condensada y evaporada), los huevos, la vainilla y la canela. Deja que todo se mezcle hasta obtener una apariencia homogénea.
- Lleva el molde del flan a una cacerola (o molde) más grande con agua hasta la mitad y cocina al baño María. Mantén siempre el fuego bajo y deja que se cocine durante hora y media o dos horas.
- Cuando pase este tiempo, puedes sacar el molde de la olla y dejar que repose hasta que tome temperatura ambiente. Sabrás que está listo cuando insertes un palillo en medio y este salga por completo limpio.
- Una vez esté frío por completo, llévalo a la nevera y deja que se refrigere durante toda la noche. Gracias a esto, tomará una consistencia cremosa y se esfumará el gusto a huevo, que suele molestar dada su intensidad.
- Cuando esté listo para servir, voltea el molde en un plato con un movimiento rápido.
Como puedes ver, es un proceso que toma tiempo, pero vale por completo la pena. Así tendrás un delicioso postre para compartir con tus seres queridos.