La salsa blanca o mejor conocida como bechamel es una gran opción para usar en diferentes platos, también es la base de muchas otras salsas. Lo mejor de todo es que la puedes hacer de manera fácil, necesitas pocos ingredientes y la mayoría ya se encuentran en tu cocina. Es lo que cualquier cocinero principiante debería aprender. Puedes variar el grosor para que se complemente mejor con el plato que estés preparando, por lo general las sopas de crema requieren una salsa más fina, mientras que una mediana se usa en guisos o en una salsa más completa. Las salsas blancas bien espesas se encuentran en las masas de suflé y para croquetas.
Receta fácil de salsa bechamel
Este es un método sencillo que rinde para cerca de 2 tazas y solo requiere de unos 15 minutos. Básicamente se trata de derretir la mantequilla, mezclar con harina, sazonar al gusto e ir agregando la leche poco a poco hasta que quede suave. El truco para los grumos es seguir revolviendo, así como controlar el calor para evitar que se queme, una vez este lista para consumir la puedes verter sobre verduras o galletas como salsa básica.
Ingredientes
- 350 ml (1,1/3 tazas) de leche
- 3 cucharada de mantequilla
- 3 cucharadas de harina para todo uso
- Condimentos (puede ser sal, pimienta, nuez moscada, cebolla, hojas de laurel)
Preparación
- Primer paso: Derrite la mantequilla en una cacerola pequeña a fuego lento, luego agrega la harina y enseguida debes mezclar. La regla general es usar la misma cantidad de mantequilla y harina.
- Segundo paso: Cocina durante un minuto para eliminar el sabor de harina cruda, si se pega lo mejor es reducir el fuego. Ahora es momento de agregar la leche, pero debes hacerlo poco a poco. En un principio solo usa unas cuantas cucharadas, manteniendo la olla a fuego medio-bajo y revuelve constantemente.
- Tercer paso: Después de uno o dos minutos todo debe quedar bien incorporado, pero la pasta seguirá siendo bastante espesa. Agrega más de la leche, cada vez que lo hagas revuelve hasta que quede suave
- Cuarto paso: Si tu salsa tiene grumos, es probable que no este lista, así que no te detengas. Todavía necesitarás mucho líquido, solo sigue revolviendo y agregando un poco de leche a la vez hasta que la mezcla quede suave o alcance la consistencia deseada de cuerdo con tus gustos.
- Quinto paso: Agrégale sabor, como mínimo debes usar sal y pimienta. También puedes añadir nuez moscada, cebolla y ajo en polvo. Incluso algunas hierbas y especias enteras, que eliminarás después de unos minutos de hervir a fuego lento, de manera que los sabores se puedan infundir sin afectar la suavidad.
Recomendaciones
Dependiendo para que quieras usar la salsa puedes detenerte cuando esté algo espesa o agregar más leche y que el resultado sea una salsa blanca fina. Necesitarás una taza de leche para una salsa blanca espesa y un poco más para que esté fina. Si lo que deseas es transformar esta salsa blanca en una salsa de queso simple, basta con agregar un poco de queso rallado hasta que se derrita (puede ser cheddar con mozzarella). El queso tiende a espesar un poco la salsa, por lo que deberías comenzar con una salsa blanca un poco más delgada.
La salsa básica es mejor usarla en el momento en el que se necesite, pero puedes guardarla en el refrigerador en un recipiente sellado hasta por 3 días. Después calienta suavemente antes de usarla y agrega un poco de leche a la vez si está muy espesa, también se puede congelar meses, aunque te recomendamos consumirla fresca.
¿Para qué puedes usar esta salsa blanca?
Esta salsa no solo es sencilla de preparar, también es muy versátil. La puedes combinar con muchos platos, por ejemplo, cocínala sobre unos champiñones con ajo para tener una salsa deliciosa de champiñones. También agrega mucho queso y hornea con pasta cocida para obtener unos macarrones con queso deliciosos. Otra buena opción en cubrirla en verduras asadas, pasta y salsa de tomate para hacer una lasaña de verduras sencilla.