A nadie nos entregan un manual para saber criar a nuestros hijos, ni como deberíamos actuar como padres, hacemos lo que podemos con las herramientas que tenemos para hacer lo mejor posible con nuestros pequeños. Es normal que tengamos muchos errores en la crianza con nuestros hijos, uno de los que más cometemos es juzgar con la mirada adulta el comportamiento de los niños, lo cual no tiene ningún sentido, ya que su manera de ver, sentir, reconocer el mundo es completamente diferente que ira cambiando de acuerdo vaya creciendo.
Reencontrarnos con el niño que fuimos
Para evitar este error es necesario recordar a ese niño que fuimos y nos preguntemos ¿cómo me hubiese gustado que me criaran cuando yo era pequeño? Tal vez debamos empezar a sanar a nuestro niño interior para así evitar repetir esos patrones de crianza que nos lastimaron.
Traer todos estos recuerdos a la actualidad no se hace con el fin de criticar a nuestros padres ellos hicieron lo mejor que pudieron; si nos permite ser críticos con nosotros mismos y decidir que patrones no quiero repetir con mis propios hijos. Solo te permitirá abrazar a tu niño interior que se sentía asustado porque el castigo físico que recibía, o lo decepcionado que se sentía porque sus padres invalidaban sus emociones, o porque nunca cumplieron sus promesas. Tendrás una vida más sana y la capacidad de conciliar las dificultades que hoy tienes con tus hijos.
Así mismo adaptar y reconocer las cosas buenas que hicieron nuestros padres con nosotros; y que nos gustaría que nuestros hijos también lo experimenten; por ejemplo, que te leyeran un cuento todas las noches, que jugaran contigo todos esas acciones bonitas que tenían nuestros padres con nosotros traerlas a nuestra crianza, también fortalece el lazo con sus abuelos y se convierten en costumbres positivas que quedarán para nuestros niños.
Actuar desde el amor
Abrazar la realidad de tus hijos desde el amor y la compasión es un excelente manual para la vida, aprenderá que puede cometer errores sin tener miedo, aprenderá a conocer el mundo que lo rodea con la confianza producto de un autoestima trabajado desde los padres.
Algunas persona detractoras de la crianza respetuosa consideran que se están malcriando los niños porque se les está dando todo lo que el niño desea, cuando la realidad es que es algo alejado de la verdad, ya que la disciplina y las reglas son acto de amor, que tu hijo aprenda tener disciplina en sus pequeñas actividades diarias, así como buenos hábitos de vida desde la infancia, e identificar lo que puede o no puede hacer le darán las herramientas para que tenga un buen crecimiento, lo que buscamos es que sean niños felices con la capacidad de reconocer lo que es correcto o incorrecto. Por eso es importante que como papás actuemos desde el ejemplo nuestros hijos nos observan y en muchas ocasiones nos quieren imitar en todo; por eso es importante que seamos congruentes con lo que les decimos y lo que les demostramos.
Apreciar la diversidad de los procesos
Todos los niños son diferentes no existe una única manera de que tu hijo lleve los procesos; con mucha frecuencia caemos en el error de la comparativa del: “es que yo a los 8 años ya cocinaba y usted no sabe ni comer bien” este tipo de comparativos a parte de dolorosos para los niños no tienen ningún sentido ya que son realidades diferentes, el mundo está en constante cambio por eso debemos tener paciencia y entender que los procesos de aprendizaje y socialización no son los mismos para todos.
No importa mucho las opiniones de los demás
Muchas personas desean intervenir en los procesos de crianza que tenemos con nuestros hijos, apelando a que así los criaron a ellos, que eso siempre les funciona o que lo leyeron en una revista. En estas ocasiones las personas consideran que tienen que dar una opinión y que las cosas se deben hacer como ellos lo desean; si te sientes abrumado confía en tu instinto y pregúntate si te hubiese gustado que te criaran de esa manera; la respuesta siempre nos guiara al amor y la paciencia, el bienestar de tu hijo es lo más importante.