Ser padres no significa que seamos perfectos, también somos seres humanos y cometemos errores. Entre esos errores pueden estar involucrados nuestros hijos, que sin querer nos dejamos llevar por la ira y por otros sentimientos negativos, que hacen que de alguna manera, podamos ofender a esos seres que tanto amamos y crear una herida muy profunda. Pero ante este tipo de circunstancias, existe el perdón y pedir disculpas es de los actos más difíciles que puede hacer una persona, pero esto es más importante de lo que crees, en especial si se trata con tus hijos. A continuación, hablaremos sobre este tema, para que puedas aplicarlo y fomentar una relación positiva y amena con tu hijo y de esta manera, también poder darle una enseñanza de humildad y perdón.
El humilde acto de pedir disculpas
Luego de cometer un error, ya sea de acto o de palabra, pedimos disculpas o perdón. Esta es una herramienta para construir y mejorar buenas amistades y relaciones. Decir lo siento o discúlpame por tal cosa, es un hecho que cuesta bastante, porque se necesita humildad y arrepentimiento sincero para ello. Claramente, estás bajando la cabeza y te sientes un poco mal o incómoda, pero esto va ayudar a sanar tu corazón y encontrar la paz que necesitas para estar tranquila.
Para que puedas pedir perdón, realmente necesitas sentirlo, necesitas reflexionar y dimensionar del daño que hiciste a otra persona. Aunque pedir perdón se trate de palabras, también va más allá y consta de los sentimientos y de que realmente estás preocupada por lo que le estás diciendo a la otra persona, porque además estás siendo consciente que todos los seres humanos necesitamos respeto y empatía.
Luego de que te disculpes, te vas a sentir mejor, vas a encontrar paz y de hecho, la otra persona también. Todo va a quedar en buenos términos y aunque no puedes remediar por completo lo que hayas hecho o dicho, estás rescatando una amistad o una relación, que seguramente te iba a afectar sino lo hacías.
Imagínate estar intranquila, con sentimiento de culpa, amargada e infeliz, simplemente porque te equivocaste en una palabra o un acto y estas angustiada por cómo se estará sintiendo tu hijo…. Debe ser una escena muy difícil para cualquier mamá, por lo tanto necesitas disculparte con tu hijo, porque no somos perfectas y eso es algo que tu hijo seguramente va a ir entendiendo por el camino.
Disculparte con tu hijo tiene más beneficios de los que a veces creemos
En definitiva, ofrecer o pedir disculpas es una lección de gran humildad. Por un lado, tu vas a seguir aprendiendo un poco más y a tu hijo le va a quedar una gran lección de humildad. Todo consiste en reconocer que es normal que nos equivoquemos y que siempre vamos a tener defectos y cosas por corregir. Dentro de los beneficios y ventajas de pedir disculpas y estar en paz con tu hijo se encuentran los siguientes aspectos:
- No solamente vas a engrandecer tu alma y espíritu como persona, sino también la de tu hijo. Es una gran lección para él y un aprendizaje en el que él también reconoce que ser humano es equivocarse y que en algún momento, será él quien pueda pedir disculpas.
- Como adultos, sabemos que todo acto o palabra tiene una consecuencia, pero a veces no nos queda muy claro y creemos que por ser grandes, tenemos el lujo de cometer un error y dejar como si nada pasara y realmente, esto es para reflexionar y entender que nosotros también debemos ser humildes y bajar la cabeza, en especial si se trata de pedir perdón a nuestros hijos.
- Tu hijo se va a sentir importante y va a entender que él también es valioso, igual que tú, con el simple hecho de que le pidas disculpas.
- No sólo es un acto de formalidad, sino también de educación, además de la confianza, asertividad y seguridad, pero sobre todo empatía que aportas en tus hijos.
- Al final, cuando tu hijo te haya disculpado, vas a sentir como mejora la relación entre madre e hijo, fortaleciendo ese lazo de amor.
Como parte de un proceso educativo
Ofrecer disculpas a tu hijo, es ir un paso adelante de su educación, rectificar es una cualidad de sabios. Y no solamente es un proceso en el que está aprendiendo tu hijo, sino que tú también, más adelante vas a tener que modificar la actitud o palabra que te llevó a actuar de esa manera inadecuada, lo que también les servirá a tu hijo. Poco a poco los dos van entendiendo que cometer errores hace parte de un proceso pedagógico, que le va a aportar grandes lecciones a tu vida y a la de tus hijos.