En la vida de las mujeres existen metas por cumplir, ya sea en el ámbito laboral, profesional o personal. Aunque ser madre no es un sueño de todas, para las que lo hacemos realidad, es todo un universo de amor y aventuras. ¡Gracias hija porque gracias a ti conocí el verdadero significado del amor!
Y es que desde el exacto momento de enterarme que venias en camino, aunque tuve mil sensaciones, sabía que te amaría más que a mi propia vida. Aun sin conocerte te amaba profundamente, increíble que sin conocerte daría todo por ti. Esa conexión desde el embarazo es tan fuerte y pura que solo tú y yo la entendemos desde ese momento.
Y claro, estaba formándome como profesional en la universidad mientras te llevaba en mi vientre, pero ahora, eran dos carreras, dos profesiones que me apasionan inmensamente. Pregrado, luego especializaciones, diplomados, seminarios y todo lo que quiera que llegue, pero tú me has dado la mejor profesión del mundo, y lo digo desde lo más profundo del corazón, ¡qué orgullo ser tu madre!
Claro que sí, por supuesto que otro sueño cumplido , logrado con muchos esfuerzos ha sido recibir mi diploma como profesional en la universidad, un esfuerzo de tantos años, madrugadas, trasnochadas, dedicación, disciplina y sobretodo pasión. Pero el hecho que me hace una mujer feliz y realizada, por encima de todo, estás tú hija mía, el impulso para lograr las metas, por y para ti.
De todos los sueños que seguí, títulos, reconocimientos, y cualquier cosa que me complemente como profesional, la academia de la maternidad no lo cambiaría por nada, porque fuiste tú mi amuleto y motor para todas estas cosas y momentos fueran realidad, sin ti no sería la mujer y persona que soy ahora.
Y si tengo que elegir entre todos mis docentes, tú eres mi mejor maestra. ¡Que tanto me has enseñado hija! Tu ingenuidad, inocencia, seguridad, sinceridad y hasta tu llanto, me inspiran y además me indican que la vida consiste en transmitir todo lo bueno y bonito que llevamos dentro.
Un vaivén de enseñanzas
Los hijos también nos ponen a prueba, es todo un termómetro de sentimientos y emociones. Aunque no me dabas una calificación cuantitativa, mides con que tacto mis acciones y decisiones.
Los horarios no eran fijos y las materias variaban, cuando era la hora de dar seno, las madrugadas eran perfectas, como hasta los 4 meses de edad. Pero a medida que avanzaba el periodo de maternidad, me volvía más experta en preparar teteros, papillas, sopas verdes y compotas naturales.
De las enseñanzas más grandes, ha sido la paciencia. Esperarte 9 meses, aprender a conocer tu llanto y no estresarme mientras me levantaba a las madrugadas para alimentarte, enseñarte a dar los primeros pasos sin presionarte, esperarte sentada en las escaleras mientras aprendías a ir al baño sola, y un sinfín de momentos que de verdad, allí fue donde conocí el valor de la palabra paciencia.
La más bonita de todas: me enseñaste a amar y dar todo por todo. Doy todo por ti, doy mi vida, mi tiempo, mi amor, un mundo de todo para ti, a cambio de verte feliz, llena de vida y amor.
Los sueños si se cumplen
El simple hecho de verte, es un sueño hecho realidad. Es una profesión cumplida, y lo que de ahí para adelante construimos son sueños de las dos. Tienes una mamá hecha profesional, con algunas metas cumplidas y otras por alcanzar, todo esto también es gratificante, porque tienes una mamá que además de ofrecerte amor, te ofrece un futuro.
Juntas aprendimos a ser fuertes, a perseverar y tener la osadía por lo que queremos, tú por conseguir tus juguetes, ropa favorita y dulces o lograr sacarme del computador para ver una película, y yo por dedicarme en la vida a lo que amo, ser mamá y ejercer mi profesión al tiempo.
Gracias por todas las cartas que me haces con tanta dedicación y cariño, por los abrazos que me reconfortan cuando estoy triste, por compartirme tus dulces porque se lo que para ti eso significa.
Eres un milagro de Dios, gracias a la vida soy una mamá orgullosa, y eso es algo que me llena de satisfacción, de verdad no sé qué haría sin ti. Eres el divino reflejo del amor y la inocencia, quiero verte brillar y que cumplamos sueños juntas, este título que me das no lo recibo en ninguna universidad.
Gracias por ser mi compañera de vida, te amo y te necesito por siempre.