Una de las labores más importantes y que los padres generalmente afrontamos como todo un reto, es educar a nuestros hijos de la manera correcta. La importancia de transmitirles buena educación, radica en brindarles una grandísima oportunidad de dejares un legado de lo que son nuestros valores y principios. Muchas veces, se dice que los hijos son el reflejo de sus padres, y lo que nosotros le podamos transmitir para el resto de su vida, será su base para lograr el éxito. Dentro de la educación, comprende inculcarles valores, limitarles sus actos, pero también motivarlos y apoyarlos a cumplir sus sueños, desde el amor y la responsabilidad, para que ellos puedan crecer con seguridad en sí mismos y elevar su autoestima de manera positiva.
Pero el hecho de que un niño sea inquieto, revoltoso y alegre, no quiere decir que los padres también lo seamos, simplemente el niño está pasando por una etapa importante en la que necesita desarrollar y experimentar el mundo. Ellos están en constante curiosidad, además que están empezando a conocerse a sí mismos y es normal que sean inquietos y ruidosos. De hecho si tu hijo no grita, llora, hace pataletas o es inquieto, ¡preocúpate! por qué esto sí sería algo anormal. Prepárate para leer este artículo, porque hablaremos sobre este tema.
¿Qué pasa con un niño inquieto revoltoso y alegre?
¿Has escuchado hablar de la ‘niñofobia’? Pues parece ser un movimiento o fenómeno que llama la atención últimamente, pues muchas parejas han optado por no tener hijos, debido a que requiere de una gran responsabilidad de tiempo y paciencia. Y esto es algo de lo que las nuevas generaciones ya no están dispuestas a atender.
Pero nos hemos dejado llevar por la ignorancia y se nos ha olvidado lo que significa la infancia. Un niño feliz disfruta interactuando y descubriendo el mundo y para ello, necesita ser inquieto, ruidoso y pataletoso. Los mismos profesionales en el tema lo afirman. Un niño que grite, salte, que sea inquieto, simplemente es un signo de que es un niño sano y que está en un proceso adecuado para la etapa que está viviendo. Tal vez, a muchos se nos ha olvidado o es difícil recordar cuando éramos niños y también éramos ruidosos y revoltosos y aunque posiblemente algunas generaciones atrás recurrían a la violencia o a los golpes, no podemos repetir patrones, deberíamos tener empatía con la generaciones nuevas y entender un poco más el tema de la niñez.
Crianza respetuosa
Muchas personas observan mientras algunos niños le hacen pataleta a sus padres, lloran, se tiran al piso, gritan y el resto de la gente se queda mirando con desagrado y repudio. Pero desconocen que para los padres ya es suficiente la situación que está viviendo su hijo, como para que sean criticados o juzgados. Actualmente se conoce algo como la crianza respetuosa, que consiste en la filosofía del amor, igualdad y respeto en la crianza y educación de los niños y es tal vez este el caso de estos padres, que quieren recurrir a una crianza en la que una madre o padre, decidió educar a sus hijos de manera humilde, libre, feliz y honrada.
En pocas palabras, los únicos que podrían llegar a entender esto son padres conscientes de que sus hijos tienen derecho a ser inquietos, revoltosos y alegres, para un adecuado desarrollo, en todos sus aspectos que sólo el amor, afecto y paciencia pueden resolver.
Exclusión de niños en lugares públicos: grave error
En la actualidad muchos restaurantes e incluso hoteles, se han encargado de que sus servicios sean libres de niños, es decir que durante su estancia en estos lugares, no se haga la presencia de menores o niños que incomoden. Y esto resulta un limitante para muchas familias y de hecho, podría definirse como exclusión a la población infantil. Esto significa que estamos un poco atrasados en temas de valores y empatía, en pleno siglo XXI y que esto afecta lo que se supone, es el futuro del mundo, nuestros niños, a quienes no les estamos brindando la atención valor y respeto que merecen.
Cuando un niño es inquieto, llora y es ruidoso, inmediatamente el padre o la madre es juzgado como alcahueta o como una persona que no educa a sus hijos y esta es una idea estigmatizada e incorrecta, no tenemos porque recurrir a los gritos y golpes para educar. Cada niño tiene su propia personalidad e interactúa en sus contextos más cercanos a su manera. También es importante entender, que los niños pueden tener días malos y dificultades para expresar sus emociones de manera verbal y para ello, necesitan recurrir a sonidos y gestos. Esto sin contar si se trata de un bebé, que el llanto es su lenguaje único y esencial para pedir algo.
De todo esto, queda una enseñanza y es que debemos ser más empáticos y respetuosos con los niños, que son tan inocentes e ingenuos y sólo buscan descubrir el mundo y formarse como personas.