El afianzamiento de las relaciones afectivas, es importante en el ciclo vital del ser humano, nos ayuda a reafirmar nuestra valoración y sentido de identidad, no obstante, cuando la relación se termina, se siente un duelo, que provoca un dolor intenso, se experimenta estados afectivos, emocionales y cognitivos negativos, con ideación de minusvalía, estados de ansiedad, estrés, depresión, impotencia, a ello, se suma problemas con las redes de apoyo y redes sociales.
Cuando sufrimos una ruptura amorosa, sentimos que se nos acaba la vida y esto suele suceder porque durante el tiempo de relación hemos construido un apego afectivo romántico, nos encerramos en la burbuja del amor y olvidamos construir o alimentar otras esferas de nuestra vida, dejamos a un lado los vínculos filiales, el círculo social, dependemos de la relación para ser felices.
Así pues, cuando llega la finalización de esta relación es tanto nuestro dolor que lo comparamos con una pérdida mortal, si bien, se compara con el duelo por muerte de un ser querido, este no se puede tratar de la misma forma, de hecho los duelos por separación de pareja no son iguales, existen características que difieren unos de otros, puesto que, depende de las experiencias vividas durante el vínculo amoroso, el tipo de vínculo desarrollado, el ciclo vital, es decir, la etapa en la que se encontraba pasando ( adolescente, adulto joven, adulto y senil o viejo), también, juega las herramientas de afrontamiento y gestión de las emociones o inteligencia emocional que tenga la persona para superar esta etapa de su vida. A continuación, te brindaremos algunos consejos que debes tener en presente a la hora de afrontar una ruptura amorosa.
1-Trabaja en tu emociones
El duelo como todo proceso se constituye en diferentes fases y durante ellas es natural experimentar diferentes estados de ánimo, con diversidad de emociones, nostalgia, tristeza, ira, enojo, los cuales son indicadores de la presencia de un desequilibrio emocional y mental.
No debemos olvidar que es una proceso temporal y transitorio, de tal modo que no se puede dejar alargar más tiempo del prudencial, cabe aclarar, que no hay un tiempo determinado, sin embargo, no puede convertirse en una situación crónica, si es así busca ayuda profesional.
2-Fortalece tu red de apoyo
Durante todas las etapas del ciclo vital de las personas es fundamental tener una red de apoyo, que nos escuche, nos comprenda y acompañe en los momentos y situaciones más difíciles de nuestras vidas, y la ruptura amorosa es una de ellas.
Generalmente, cuando nos dejamos llevar por el amor romántico, nos alejamos de nuestro círculo filial y social, y recuperar esos espacios, es complejo y lo hace más difícil el hecho de asumir que nos hemos equivocado y mostrar abiertamente nuestra vulnerabilidad, pero dar este paso al retorno de las relaciones interpersonales y familiares es un importante logro para recuperar nuestra estabilidad emocional.
3-No hay culpables, es responsabilidad de los dos
Muchas veces nos enfrascamos en la búsqueda del culpable, sin reconocer la responsabilidad de las dos partes, el rol que tiene cada uno de los actores protagónicos. Buscar el culpable no ayuda al proceso de recuperación todo lo contrario la persona se auto compadece, se victimiza y evade su carga de compromiso.
Hacer un ejercicio de reflexión y meditación ayuda a identificar las conductas y comportamientos asumidos en la relación y genera aprendizajes a través de los errores.
4-Controla la inseguridad y trabaja la soledad
Existen ocasiones cuando hay un rompimiento de pareja, que la persona mayor involucrada afectivamente, vive pensamientos recurrentes de abandono, menosprecio, tristeza, soledad causando problemas de inseguridad, baja autoestima y autoconcepto, es natural tener este tipo de pensamientos negativos, dado que viene de una unidad amorosa que le brindaba compañía y protección.
Estos sentimientos de abandono y soledad pueden generar ideación de minusvalía, creer que no es bueno, y que no vale nada, sin embargo, al trabajar la soledad y controlar la inseguridad podemos transformar estos pensamientos en oportunidades de redefinirse, reinventarse, redescubrirse y retomar su proyecto de vida.
5-Realiza cambios significativos
Es común que cuando estamos en una relación afectiva, creamos nuevos gustos, intereses, pasatiempos y asumimos conductas y comportamientos que generalmente no las tenemos cuando estamos sin compromiso amoroso, es fundamental tomar distancia de los viejos hábitos y abrir paso a nuevos. Aunque, no necesariamente se tienen que crear, puede ser, recuperar o retornar rutinas que se tenían antes de iniciar la relación.
6-Respeta las decisiones y toma distancia con tu ex
Desde la etapa de la negación hasta la etapa de la aceptación, solemos confundir el “recuperar” y “luchar” por él “la obsesión” y caemos en el error de que podemos hacer de todo para conseguirlo, por más doloroso que sea se debe respetar los cierres y finales que se han tomado.
Por consiguiente, no tiene caso seguir debatiendo, limita tu comunicación con tu ex, se debe aprender a estar sin el otro, de lo contrario se podría generar un relación malsana basada en la costumbre.
7-Solicita ayuda cuando lo consideres necesario
En el tiempo del proceso de duelo existen momentos cruciales en los que puedes sentir que te quiebras, apóyate de tus redes de apoyo, sin abusar de ellos, aunque están para ti, de forma incondicional, valoran tu esfuerzo de superación, pero si sientes que no puedes y que el dolor no pasa, debes buscar ayuda profesional, que te brinde orientación y te guie para forjar habilidades de afrontamiento y crecimiento personal.
8-Tómate tu tiempo
Recuerda que todo proceso de pérdida o final de ciclo toma su tiempo. No te presiones, todas las personas no se recuperan de la misma forma y sus tiempos de sanación y aceptación son distintos, no te compares.