Las plantas de aloe vera son las favoritas de muchos, ya que necesitan de pocos cuidados y el gel de su interior se ha relacionado con múltiples beneficios. Además, es muy sencillo propagar aloe vera, lo que puede ahorrarte dinero. Tendrás varias plantas para llenar tu jardín o compartir, dando un hermoso regalo a tus amigos o familia.
La primera opción es por medio de sus crías o vástagos. De hecho, la planta de aloe vera no las produce hasta que tiene algunos años, entre más vieja y saludable sea, mejores crías crecerán. Para ayudarle, ofrécele mucha luz solar, quizás un fertilizante en la primavera o principios del verano. El otro método es por los esquejes de hoja, aunque no es tan exitoso como la división, puede ayudar si solo tienes una hoja o tu planta no cuenta con crías.
Pasos para propagar plantas de aloe vera
Materiales
- Una maceta o recipiente con orificios de drenaje.
- Un cuchillo afilado limpio o tijeras.
- Suelo de jardín bien drenado, preferible una mezcla de suculenta.
- Una planta de aloe saludable, con algunos brotes en la base.
- Paleta de jardinería (opcional).
- Hormona de enraizamiento (opcional).
Procedimiento
- Primero paso: saca de la maceta a la planta de aloe vera, con todo y sus crías, después cepilla la mayor cantidad de tierra posible. Si es en el jardín, entonces utiliza una paleta para que puedas aflojar la tierra y sea sencillo sacarla. Debes tener cuidado con el sistema de raíces, tanto la planta madre como de sus crías.
- Segundo paso: desenreda suavemente las crías de la planta madre y si es necesario, usa un cuchillo, pero no cortes las raíces. Trata de tomarte tu tiempo para que causes el menor daño posible. Una vez que estén separadas, examina las raíces en busca de daños, luego corta las porciones podridas o no muy saludables.
- Tercer paso: trata de mantener la mayor parte de la raíz intacta. Si tienes pocas raíces o están dañadas, puedes sumergir los extremos en la hormona de enraizamiento para estimular un nuevo crecimiento. Este paso no siempre es algo esencial, pero sin duda puede ayudar con el desarrollo de las raíces.
- Cuarto paso: ahora lleva a esa pequeña plantita a un suelo seco y bien drenado. Las raíces necesitan respirar, por lo que no debes apretar la tierra con fuerza. Por otro lado, vuelve a colocar la planta madre en su maceta, aunque puedes aprovechar la oportunidad para cambiarla, quizás por una grande. Las plantas deben estar a la misma profundidad a la que estaban creciendo en su maceta antigua o cama de jardín.
- Quinto paso: puede que sea tentador darle a tu bebé un poco de agua en su nuevo hogar, pero lo mejor es evitarlo por unos días. Las raíces necesitan tiempo para curarse del movimiento, lo que es más favorecer cuando el suelo está seco. Después de algunos días, poco a poco empieza a regar tus plantas nuevamente.
Otro método
- Primer paso: con un cuchillo limpio y afilado, corta una porción de hoja de la planta madre que elegiste. A diferencia de otras suculentas, no es necesario quitar la hoja en la articulación. Puedes quitar los primeros centímetros o toda la hoja, solo asegúrate que el corte sea limpio, en lugar de irregular.
- Segundo paso: deja que el esqueje se seque unos días. El área donde lo cortaste formará costra a medida que se seque, pero también existe una alta posibilidad que, en lugar de secarse, simplemente se pudra. Lastimosamente esto quiere decir que el corte no crecerá y tendrás que empezar con uno nuevo.
- Tercer paso: llena un recipiente con tierra para maceta que drene bien, después coloca el esqueje en posición vertical. En este caso la hormona de enraizamiento no es necesaria, pues echará raíces por su cuenta. Aquí solo debes rociar los esquejes con agua, manteniendo el suelo constantemente húmedo.
- Cuarto paso: una vez que tus plantas tengas raíces, hojas nuevas y estén creciendo bien, ajusta un sistema de riego que se adapte a sus necesidades. El suelo debe drenar fácilmente el exceso de agua para un desarrollo saludable. Recuerda que este método tiene una tasa de éxito menor que el de la división.