Desde el momento en el que las mujeres nos enteramos que vamos a ser madres y esa semillita de amor crece en nuestra barriguita, nos preparamos para esta aventura, llena de muchas emociones y sentimientos, que nos cambia la vida por completo y que con certeza tendremos una compañía para toda la vida. Ese ser que te va a enseñar el verdadero significado del amor, un amor incondicional y puro, que por encima de todo estará contigo y tú darás lo mejor para mostrarle lo bonito de la vida a esa persona que viene en camino.
Las mujeres tenemos el don de dar vida, tenemos esa fantástica e increíble posibilidad de dar a luz, nos convertimos en unas cuidadoras incondicionales, que sin importar las circunstancias, estaremos con nuestros hijos.
Tal vez el temor más grande de cualquier madre, es que los hijos se vayan de casa y aunque sí llega el momento en el que los hijos forman su hogar y propia familia, nunca deben abandonar a sus madres, acá te explicamos.
Las madres, siempre incondicionales
En un gran porcentaje de familias, el padre simplemente cree que con pasar una cuota mensual y ocasionalmente ver a sus hijos, ya cumple con su función como padres. Pero sabemos que los hijos requieren de cuidados especiales, atención constante y afecto por doquier, cosa que solo brindan de manera incondicional las madres, quienes salen solas adelante, forman hijos profesionales y se batallan la vida día a día solas, y aunque la situación se torne un poco difícil, nunca abandona a sus hijos y lucha por brindarles lo mejor.
Super mamás
Son incontables las trasnochadas que independientemente la edad de los hijos, deben pasar. Cuando están bebés deben amamantar, soportar dolor en sus pechos para lactar o preparar teteros en tiempo récord, además de cambiar pañales y velar por su sueño. Cuando ya van creciendo, las enfermedades no faltan, entonces la madre es quién está tomando la temperatura, suministrando medicamentos y acompañando en los momentos más difíciles, sin contar cuando están en la adolescencia y se van de fiesta sin avisar a qué hora regresan, pero mamá siempre está atenta a sus hijos, preocupada con la esperanza de que vuelvan sanos y salvos.
Mamá también es quien siempre está en horas de diversión, de leer un libro, de acompañarnos y enseñarnos ese juego que tanto nos gusta pero no entendemos.
Y si hablamos cuando llega a la hora de ingresar a la vida escolar, son muchos los gastos que se avecinan en útiles escolares, rutas, onces y el tiempo para dedicar a sus hijos, para orientar sus tareas y enseñanzas. ¡Ah! y cuándo llegan los cumpleaños y fechas especiales, es ella quién se encarga de todas las diligencias, de la logística y en el peor de los casos, asumiendo todos los gastos que requiera.
Todas estas cosas de manera muy resumida y por encima de lo real, caótico y hermoso que es ser mamá, la pregunta para ti es: ¿Será suficiente todas estas razones para que nunca abandonemos a mamá y se convierta en regla número uno de la vida de todos los hijos? Lo entenderás mucho más si ya estás en este rol.
La fortuna de tener a mamá con vida y salud
Cuidar a mamá, ayudarla y acompañarla, debe ser el regalo más grande de la vida, porque el amor de madre no se compara con nada y frente esos eres incondicionales y llenos de amor presentes en tu vida, debe ser toda una fortuna. Su entrega en vida es imparable y no tiene fronteras, es una razón suficiente para amarlas y como mínimo brindarles nuestra compañía y apoyo siempre. Ama, respeta y cuida tu mamá, no sabes cuántos hijos quisieran tener su madre al lado para darle un abrazo, siquiera un beso, decirle te amo, pero ya no la tienen…
No hay escena más triste, que ver a una madre en la soledad, que dio todo por sus hijos y no se ve ahora el reconocimiento de su esfuerzo o e mínimo afecto. Es momento de reflexionar, ponernos la mano en el corazón y retribuir a todo ese cariño que nos dieron desde el primer momento y más aún, cuando los años pasan y la vejez ya está cerca, es allí donde más nos necesitan para lograr una vida llena de plenitud y dignidad.
Para cerrar, te dejaremos la siguiente frase: el corazón no olvida dónde tuvo sus primeros latidos. Y recuerda que la regla número uno de la vida, es no dejar sola a mamá.